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A veintiún años del Constituyente de Querétaro, me pongo a escribir la crónica de sus labores. Como actor en la jornada de la Constitución y testigo de muchos acontecimientos históricos, creo que voy a producir un libro de interés.
Lo cierto es que ni durante los debates del Constituyente se publicaron versiones de lo ocurrido, que se apegaran a la verdad. Había el compromiso de presentar los hechos en forma que no permitiera poner en duda la autoridad y los triunfos del iniciador del IV Congreso Constituyente. Las mayorías de Querétaro aceptaron esa disciplina, porque les interesaba más lograr que el articulado de la Constitución respondiera a sus ideales, que aparecer como opositores al Primer Jefe. Ya se verá en el curso de esta narración, cómo el ciudadano Carranza fue derrotado por los constituyentes en lo que le afectaba hondamente y de qué manera la figura del caudillo de Cuatro Ciénegas se engrandeció, al promulgar sin reservas la carta fundamental de 1917, que dio forma escrita a la filosofía revolucionaria de ese periodo de nuestra historia.
No tengo a la mano colecciones, ni siquiera algunos ejemplares, de aquellos dos pequeños periódicos en que varios compañeros del Congreso de Querétaro, comentaron con oportunidad lo sucedido en las sesiones. Uno de esos periódicos se llamó “El Constituyente” y fue dirigido por Heriberto Jara y Rafael Vega Sánchez. El otro, tuvo como dirigentes a Salvador Guzmán y Pedro A. Chapa. Aun cuando El Zancudo picaba más, no puede decirse que sus redactores ganaran en ironía o buen humor al general Jara, en las páginas de “El Constituyente”.
A falta de los periódicos testigos, creo poseer buena memoria. Siempre me ha pasado algo curioso: cuando presencio un hecho de importancia histórica, se me graban todos sus detalles en la mente. No los olvido hasta después de escribirlos. Esta facultad u obsesión, no creo que sea exclusivamente mía. Sé de otras personas a quienes sucede algo semejante.
Voy a zurcir los recuerdos de aquellas horas de emociones intensas y de trabajo tenaz. Los setenta días de Querétaro fueron de una actividad febril. Muchas veces celebramos hasta tres largas sesiones en un solo día. Yo tomé la votación sobre el Artículo 27 constitucional a las tres y media de la madrugada. Nadie escatimó esfuerzos ni se quejó de sacrificios. Se laboraba por la patria, con el ansia incontenible de forjar una Ley para responder a los anhelos populares y que viniese a conjurar la lucha armada, uniendo a los revolucionarios de todos los matices.
Se discutió sin descanso, en los momentos en que muy pocas Entidades de la República disfrutaban de paz completa. Cuando en todas partes había cabecillas de algún prestigio, se volaban trenes y se saqueaban poblaciones; y cuando Pancho Villa, haciendo gala de sus facultades de guerrillero, se rehacía en la frontera apoderándose de Chihuahua.
Pero, hay que ir con método. Entusiasmado por los recuerdos, he abordado temas que deben venir después. Ordenaré el relato. Procederé cronológicamente.
Este libro lo forman dos partes, cuyo contenido enuncio en seguida.
PRIMERA PARTE: Para hacer más inteligible la crónica del Constituyente, es necesario referirse a los antecedentes de la revolución mexicana, desde sus brotes esporádicos, hasta el Plan de Guadalupe. En seguida hemos de ocuparnos de la lucha armada y de algunas campañas militares sobresalientes. Y, por último, de las primeras manifestaciones de la contienda social, hasta llegar a los preparativos del Constituyente.
SEGUNDA PARTE: La crónica propiamente dicha. Desarrollo de las asambleas de Querétaro. Las reformas a la Constitución. Frutos obtenidos con la vigencia de nuestra Carta Magna.
Para la obra en que me he metido —este libro de la Revolución— pongo al comenzar los términos que le sirven de lema: VERDAD-SINCERIDAD-JUSTICIA.
Tú mismo —oh, lector— serás el juez. Te emplazo para que encuentres en este trabajo, que falto a la verdad, que no procedo con justicia, o que no soy sincero en mis apreciaciones.
Basta de preámbulos. He aquí la crónica del Constituyente de Querétaro, escrita por el diputado que representó al IV Distrito Electoral de Sonora en tan memorable Congreso.
México, D.F.
XXVII Aniversario de la Revolución.
—Juan de Dios Bojórquez León (1892-1967). Diputado del Congreso Constituyente 1916-1917, por el cuarto distrito electoral de Sonora. Bajo el pseudónimo “Djed Bórquez”, publicó, 21 años después —en 1938— la Crónica del Constituyente.